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Si no cuentas con tiempo previo para preparar el tema, no pretendas abarcarlo ni memorizarlo en su contenido, sino en su sentido.

La conclusión de una presentación tiene como propósito fundamental refrescar las principales consignas.

¿Por qué nos despierta interés un tema? ¿Por qué no? ¿Por qué nos activa una persona o nos cansa? Dos premisas fundamentales

Cuando tenemos ante nosotros una reunión conflictiva, caemos a menudo en errores de fondo y forma.

Debemos explorar la desigualdad de estatus de comportamiento: el mensaje de la mirada, el mensaje de la voz y el mensaje del espacio.

Como líder de tu equipo debes reequilibrar tu propio rol.

Debemos objetivar los principales motivos por los que tememos las preguntas del auditorio.

Como si no tuviéramos bastante con los nervios ante una presentación importante, se añade la dificultad de tener que expresarnos en otro idioma.

Al abandonar el lugar físico del tema el ser humano se autoevalúa inconscientemente.